Las grandes transformaciones de los ecosistemas con las consecuentes pérdidas de los recursos naturales llevó a los países del mundo, luego de largas negociaciones, a buscar soluciones globales para cambiar este escenario y así en 1993 entra en vigor “El Convenio de Diversidad Biológica”, por el cual las Partes firmantes se comprometen a proteger, usar sosteniblemente y restaurar los ecosistemas y la biodiversidad toda, a través de todos los medios disponibles con uso de la tecnología y el intercambio científico y técnico de los todos los expertos y de la ciudadanía, enfocado en la reducción de la pobreza y la distribución equitativa de los beneficios que genere el uso de los recursos naturales especialmente de la biotecnología.
El aumento de la conciencia por la protección de la naturaleza es palpable en gran parte de la población, sin embargo el deterioro de nuestros recursos naturales va también acentuándose, por lo que los esfuerzos deben redoblarse para conservar no solo muestras significativas de ecosistemas del país, sino para dejar como patrimonio a las siguientes generación, una civilización conservacionista.
Nuestro país cuenta con importantes unidades de conservación que guardan en su interior una rica variedad de flora y fauna endémica, varias de estas unidades hoy se ven amenazadas por grupos criminales, quienes talan indiscriminadamente hectáreas de bosques nativos para utilizar la tierra para las plantaciones de marihuana. Esta práctica ilícita, así como el rollotráfico, causa un daño grave al hábitat de valiosas especies silvestres, muchas de las cuales se encuentran hoy día bajo categorías de protección porque su existencia se encuentra amenazada.
En este sentido, la actual administración del MADES, se puso como prioridad la protección de estas áreas usurpadas por personas que se dedican al narcotráfico, llevando a cabo constantes operativos para la eliminación de cientos de hectáreas de plantaciones, en las áreas protegidas más afectados como el Parque Nacional Caazapá, Serranías San Luis, Paso Bravo y Ñacunday. Gracias a una cooperación interinstitucional y a pesar de la falta de personal guardaparque suficiente, hoy el MADES sigue fuerte en su lucha contra este ecocidio, con el único fin de resguardar y recuperar los bosques nativos afectados y su rica biodiversidad.
Hoy como cada 22 de Mayo, recordamos el “Día Internacional de la Biodiversidad” y con cada celebración se renuevan las esperanzas, así como los compromisos de desarrollar innovadoras ideas, nuevas estrategias y remozadas alianzas para cumplir los objetivos y metas trazadas nacional e internacionalmente para salvaguardar la biodiversidad y la vida humana.
